El consumo de productos lácteos tiene lugar en la historia de la humanidad desde el momento de la aparición de la ganadería. Cuando el hombre abandonó la estrategia de recolectar y cazar empezó a dedicarse a la agricultura pero también a criar ganado. De sentido común es pensar que criar ganado llevó a descubrir el ordeño y como consecuencia se empezó a consumir leche (cabra, vaca, oveja) y a elaborar productos lácteos.
Sea como fuere el consumo de leche es hoy algo generalizado en muchos lugares del mundo, pero es verdad que hasta hace unos 4000 años (más o menos) era sólo apta para lactantes ya que carecíamos de la enzima betalactasa que permite degradar la lactosa. Sin embargo otros lácteos fermentados sí se podrían consumir en aquel tiempo porque la cantidad de lactosa que aportan es más baja y además los probióticos pueden favorecer su consumo.
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